En primer lugar las gracias son a Uds. Uno protocolarmente puede decir muchas gracias cuando lo invita, ahora cuando después de haber asistido durante todo el día de ayer y de hoy al trabajo que se estado realizando el agradecimiento es absolutamente genuino porque si una Institución se pudiera definir por las Jornadas que realiza estas Jornadas hablarían muy bien de esa Institución. Con lo cual han tenido una muy feliz manera de honrar estos 30 años.

En realidad el tema es que cuando uno presenta un libro, las presentaciones de libros son siempre operaciones de marketing, en realidad uno presenta un libro para que se venda, para eso se organiza. En el universo actual del mundo cultural las posibilidades de circulación de cultura y sobre todo cuando existen, o en editoriales chicas en el mundo literario por ejemplo, y en el campo del psicoanálisis que cada vez tiene góndolas más pequeñas en los espacios de las librerías y Bucai ocupa mucho más lugar; hace que los espacios de presentación sean espacios realmente de venta, de venta de un producto.
Ahora en esta situación yo temo sentirme como un personaje que Uds., que seguramente han disfrutado de Les Luthier, recordarán la balada de Warren Sánchez, aquel personaje que mientras comentaba la llegada de este, esta especie de sabio oracular, se dedicaba a decir “y esto que acabo de decir está en venta en la puerta de la...” esa es una situación un poco incómoda, con lo cual a la invitación de presentar el libro y hablar de cosas que pudieran estar en el libro no me voy a suscribir. Porque entre otras cosas Uds. ya han organizado unas Jornadas sobre un tema particular y si bien voy hacer algunas referencias que tienen que ver con el libro básicamente querría tratar de circular por los problemas que ustedes se han planteado. Problemas que por otro lado son muy caros para mi, tengo muchas cosas escritas sobre estas cuestiones. Mientras pensaba que decir era arrollado por una cantidad de ejes que podían tomarse desde una perspectiva tan amplia como la que implica hablar de sujeto, cultura y psicoanálisis dilemas y encrucijadas, es enorme y bastísima la posibilidad en que uno puede encarar esto. En ese sentido voy a tratar de mantener la modalidad que en general me caracteriza ir planteando un camino de pre ideas, es decir no un conjunto de enunciados taxativos, va haber algunos enunciados taxativos, pero tratando de fomentar pensamiento. Entre otras cosas porque hoy por hoy me parece uno de los desafíos fundamentales que tenemos por delante, en el plano de psicoanálisis pero en el plano de la cultura en general. No me da mucho gusto la perspectiva de que el universo del conocimiento gire alrededor del power point y disculpen los que lo han utilizado, puede ser una herramienta en un momento ilustrativa, pero me parece que en algunos casos se está transformando en una mecánica por la cual se sustituye por la información el proceso de pensar. Con lo cual lo que importa es que queden algunos datos, que están puestos siempre en una pantalla.
Meterse en las relaciones entre sociedad, cultura y psicoanálisis es siempre, a mi parecer, enormemente problemático, y mucho más problemático para los psicoanalistas, porque es hablar de intersecciones de campos que tienen lógicas propias y los psicoanalistas corremos un riesgo. O nos hacemos demasiado psicoanalistas y entonces podemos pecar de reduccioncitas y entonces tratar de hacer lecturas psicológicas del campo social que empobrezcan la dimensión propia que el campo social tiene o hacer lecturas como las que pudo hacer en algún momento un espacio del psicoanálisis que fue el culturalismo por el cual se planteaban relaciones entre lo cultural y lo social en la cual lo especifico del campo de lo inconsciente y de la subjetividad quedaban como relegadas a puros efectos de consecuencia ligadas a fenómenos sociales. Entonces entre esa tensión, entre el reduccionismo psicológico y lo que podría ser un culturalismo que podría ser un modo de reduccionismo sociológico, es muy difícil hallar un punto. En realidad yo siempre voy encontrando puntos de tangencia, nunca puntos de encuentro. Hay un encuentro allí, hay un encuentro acá que sirva para pensar, pero es muy difícil encontrar puntos de articulación rigurosos, entre otras cosas, por las peculiaridades específicas que cada campo tiene.
Yo voy a ser atípico para estas jornadas, aunque no para un comentario que vos (referencia a alguien del público) hiciste en la mesa anterior, y digo que es atípico porque entre los psicoanalistas se habla de lo social pero llamativamente nunca se lo cita a Marx, por lo menos en los últimos años. Se habla de Bourdieu, se habla de Derrida, se puede hablar de Batimor, se puede hablar de Bodrillard, se habla de Castoriadis, pero Marx es un ausente y a mi me parece que hoy por hoy la ausencia de Marx en el pensamiento social es uno de los efectos que ha tenido el triunfo, por lo menos parcial, pero concreto y rotundo, que ha logrado el capitalismo en el mundo. Ha logrado extirpar del pensamiento las ideas de Marx, al punto que en general ni se estudia ni se exploran. Y si se estudian y se exploran es con un grado de dogmatismo francamente preocupantes.
Y digo esto porque ayer vimos unas películas preciosas, realmente yo quedé conmovido por esas obras narrativas que un minuto lograban sintetizar grandes problemas de la época de los que todos hablamos, liquidación del medio ambiente, liquidación subjetiva, la transformación de esa chica en prostituta hecha en una imagen francamente conmovedora, la destrucción de los espacios de hábitat. Todos problemas que forman parte ya de una suerte de naturalización del clima social. Yo se que si lo cito a Marx digan este es un viejito setentista que vino y tiene nostalgias del cordobazo. Viejito no me siento aunque soy un abuelo feliz, setentista soy y del cordobaza rescato la dimensión épica de un momento social particularmente vivo de la historia argentina, pero también de la historia mundial. Y en realidad creo que lo que uno tienen que mantener de aquello es la indignación, porque con la naturalización que se puede hablar académicamente sobre estas tragedias sociales que nos asolan todo el tiempo me parece que es uno de los grandes dramas de nuestra subjetividad, no voy hablar de la subjetividad en general sino de la nuestra. En que medida podemos hablar con comodidad con respecto a la destrucción sistemática del plantea de de su gente.
Entonces voy a citar a “El Capital” de Marx, después de desarrollar ampliamente las tendencias del capitalismo dice: «la producción capitalista solo desarrolla la técnica y la combinación del trabajo social al mismo tiempo que agota las mismas fuentes de la cual brota toda riqueza, la tierra y el trabajador», esto lo dice anticipándose 140 años a los desvelos de los ambientalistas modernos. El capital no solo destruye, y esto lo digo yo, material y psíquicamente al hombre, no solo destruye sus referentes simbólicos pretendiendo, por ejemplo que el trabajo social es prescindible en una sociedad humana, sino más radicalmente la tierra en la que vive y ninguno de sus actores advierte la envergadura del desastre, escisión del yo mediante, los capitalistas, sus administradores y mercenarios ignoraran o desmiente que su acción básicamente explotadora es además de criminal, suicida y arrastrados por la lógica de lucro que mueve al capital como definitivo estímulo ético y posibilitados por la fragmentación del pensamiento que muchas veces se hace pasar por diversidad ignoran los pronósticos que sobre las consecuencias de sus actos se realizan.
Hoy el capital que torna mercancía todo lo que circula por la faz de la tierra ha hecho del hombre y la tierra, una cosa, como tal reducible a puro desecho. Me quiero ubicar allí, y me quiero ubicar allí para que no queden dudas porque en general tenemos una tendencia a utilizar términos en niveles conceptuales tan generales que no sabemos desde donde se está diciendo lo que se dice. Y una de las cuestiones con las ciencias sociales, y en las ciencias sociales incluyo también al psicoanálisis en toda su preocupación humana, es que la objetividad está definida desde el sujeto de la enunciación. Es decir uno dice y define desde donde habla y es desde donde habla que define cual es la objetividad que propone. No es una objetividad del mundo que uno observa, es la objetividad en enunciados que uno hace formulando los términos en que lo dice. Esto entre los psicoanalistas es vital, cuando usamos términos provenientes de distintos campos por ejemplo del psicoanálisis, sin decir desde que campo lo usamos y parece que todos hablamos de la misma negación, pero uno es kleiniano y otro es freudiano con lo cual negación quiere decir cosas absolutamente distintas. Los enunciados tienen que ser dichos desde donde son enunciados. Yo en ese sentido quiero ubicar, porque ubico allí esta dimensión dramática de lo social. Y creo que hay que ponerla dramática, porque además de ser dramática es lo único que al mismo tiempo permite encontrar la vitalidad de esos fenómenos circunstanciales, en red, aleatorios, a veces consistentes que se van produciendo por todos lados. Que estos chicos produzcan estas películas no me habla solo de la época de la insignificancia, me habla que hay lugares de significancia y que los movimientos sociales que existen en toda Latinoamérica, a las luchas que se han desplegado en los últimos años en el mundo entero hablan de intentos de dar sentido a un mundo que tiende a perderlo detrás de la lógica del lucro.
A mi siempre me han importado las cuestiones metodológicas, uds. hablaban de la ciencia del psicoanálisis , yo en el libro, ahora soy Warren Sánchez , en el libro planteo al psicoanálisis no tanto como una ciencia sino lo formulo como un arte con legitima aspiración a la cientificidad y digo que no es una ciencia porque en los cánones tradicionales de lo que hoy se entiende ciencia, en tanto aquello que puede ser demostrable en experiencias que pueden cumplirse con ciertos requisitos de laboratorio o de trabajo de campo. Trabajamos con un objeto tan inefable que estamos siempre condenados a no ser científicos y que siempre puede haber alguien que nos cuestione aquello que estamos diciendo desde el punto de vista de alguna acumulación de datos. Sin embargo es un saber que no es caprichoso. Es decir funciona en el interior de un espacio artististico, en el sentido de la creación constante, en ese espacio donde lo que hay siempre es sorpresa, pero que al mismo tiempo busca leyes, una cierta legalidad. Entre otras cosas con una paradójica relación con la ciencia, tenemos la ciencia que explica la universalidad de lo singular. Es decir es una paradoja brutal con la ciencia, que busca lo universal, nosotros la universalidad que podemos encontrar es como se caracteriza y se produce lo singular, con lo cual estamos en un permanente estado de incomodidad.
Por ese motivo la introducción de Bitácora (en referencia al libro Bitácora de un Psicoanalista), le puse un nombre, a mi me resultaba un poco ostentoso pero me gustaba por lo que significaba, que era el psicoanálisis como práctica odiseica. El nombre viene de un físico que se llama Murria Gelman, especialista en quartz, premio Nóbel, que escribió un libro maravilloso que se llama del “Quartz al Jaguar” el hombre se pregunta como de esas partículas de determinación infinitesimal, manométricas estas que estudian en sus laboratorios se llega ala belleza y la plasticidad de un jaguar en la selva. Ese recorrido se plantea cuestiones relacionadas con la ciencia y en general hay entre los psicoanalistas una suerte de debate en el cual por un lado aparece un universo racional, de pensamiento y otro más emocional, llamémoslo así, intuitivo. Y entonces se produce una suerte de tensión, en el afán de encontrar racionalidades, a veces extremas, se pierde la dimensión de intuición y se tiene vergüenza de que en verdad, algo que nos ocurre cuando trabajamos, es “y me pareció esto”, y esto forma parte de nuestra experiencia. Ahora -¿Por qué te pareció? – Sabes que no sé muy bien. Con que lo explicas y hay una dimensión y llamamos y decimos – Y es contratransferencia. Imagínense esto con un científico riguroso al lado, tarda un segundo y medio en aniquilarnos. Pero lo real es que todos compartimos, que en esos diálogos intersticiales en los cuales hablamos de esto que sentimos, nos pasó esto, estamos hablando de algo que es profundo y real y que después tiene eficacia y se comprueba. Con lo cual hay una extraña relación entre lo que es la capacidad racional, con orden de determinación, y lo inefable.
Este M. Gelman plantea que la ciencia trabaja, y el usa las categorías de Niestche, en doble dimensión, en una dimensión apolínea y una dimensión dionisíaca. Como Niestche apolíneo, siguiendo las formas rigurosas y clásicas de la escultura y dionisíacos, las formas pasionales de la música, piensen los que le interesa la música que en la cabeza de el estaba Wagner, esa era la dimensión de la pasión. Este hombre dice, y retoma también ahí a Niestche, que en realidad es la de Odiseo, en realidad la ciencia es odiseica, a mi me encantó la idea, me pareció completa y profundamente psicoanalítica. Porque el psicoanálisis es un viaje en el cual uno no sabe muy bien a que puntos va, tiene una barcaza más o menos segura con algunos elementos muchos agujeros que vamos cubriendo con, a veces, petulancias teóricas, otras veces énfasis teóricos, y otras veces con elementos teóricos sólidos que han tenido su tiempo de corroboración. Pero finalmente es un viaje y una aventura, por eso escribí una “Bitácora”, en honor a este autor.
Ahora en honor a esta mesa, a este espacio y a estas jornadas yo hoy querría aclarar que este psicoanálisis odiseico es fundamentalmente una praxis social. Esto puede sonar en primer lugar a una especie de perogrullada, el fútbol también, el asado de los domingos también es una praxis social. Vamos hacer una ironía en relación a Córdoba el robo de votos y de urnas es una pasión social nacional, con algunas historias en Florida (Estados Unidos) no creamos que el narcisismo nos lleva a ser los únicos, hay otros lugares que se honra esa tradición. Pero sin embargo yo insisto en que el psicoanálisis es una praxis social y aquí voy a poner en dialogo nuevamente a Marx con Freud, un texto en una época muy transitado hoy prácticamente desconocido son las tesis sobre Foyerbach, de Carlos Marx. La tesis seis, son once tesis, dice, Foyebach que era un materialista alemán que hizo una crítica rigurosa al problema de la religión y del idealismo dice: Foyerbach diluye la esencia religiosa en la esencia humana, pero la esencia humana, dice Marx, no es algo abstracto inherente a cada individuo es en su realidad el conjunto de las relaciones sociales. Acá hay dos grandes problemas, el ser humano en tanto esencia y el ser humano en tanto relación. En general estamos invadidos de concepciones ontológicas que buscan la esencia de lo humano y esas van moviéndose. Será un cerebro de mayor tamaño (no se entiende la grabación)
Ayer lo citaban, el Freud que dice toda psicología individual es al mismo tiempo una psicología social y esto plantea un paradigma de cómo concebir al psicoanálisis, esto disuelve las tradicionales relaciones sujeto-objeto de un modo definitivo, ya no se trata de que hay un sujeto que se apropia de un otro que está afuera, sino que el sujeto se constituye en el otro y el sujeto y el otro y el mundo son una unidad que tiene una peculiaridad, es una unidad en la praxis, en la práctica. La tesis 1 de Marx dice: “ el defecto fundamental de todo el materialismo anterior incluyendo al de Foyerbach es que solo concibe el objeto, la realidad, la sensorialidad bajo la forma de la contemplación pero no como actividad sensorial humana, como práctica. Piensen la escala, ya estamos hablando, no de un ser que contempla el mundo y lo entiende, sino un hombre, un ser que se constituye en ese mundo en las propias acciones que realiza. Piensen en Freud y su teoría de la pulsión. Freud no pone a la pulsión y al objeto, aunque en algunos momentos esto se puede confundir, en destinos de la pulsión habla del objeto como parte de la pulsión, no como algo con lo cual la pulsión se conecta sino como un elemento constitutivo junto con la fuente, la presión y el fin de su propia constitución. Es algo muy particular y que en general no es tomado en cuenta, en general no se considera que el objeto es parte de la pulsión. En este sentido cuando hablamos de los vasallajes del yo, o los vasallajes del sujeto como en algún momento se formuló ayer, uno tendría que decir que finalmente el yo y el sujeto no es otra cosa que esos vasallajes. No es que hay un sujeto que se relaciona con un mundo que te avasalla, sino que se va constituyendo en esa praxis que va produciendo. Esto podría ser, a lo mejor lo es, y es un una suerte de deriva personal, pero a mi me parece un problema fundamental cuando se discuten cuestiones que tienen que ver con lo social, porque en general se tiende a pensar de que manera lo social incide en lo psíquico, como si fueran cuestiones separables y no esa profunda interrelación.
Profunda interrelación que no evita las autonomías relativas, porque para analizar el capitalismo hay que hacer análisis económico y, en todo caso, esa dimensión económica tendrá efecto en el psiquismo. Pero desde el punto de vista de la subjetividad, la relación es profunda y hace a esa esencia. Retomo esa discusión porque, por lo menos en los últimos años en los debates en los cuales uno participa, yo participo en los de Buenos Aires, entre otras cosas cuando yo les dije que quería estar desde el comienzo es porque una de las funciones de participar en estas jornadas, entre otras cosas, es ver como se piensan y que problemas abarcan y preocupan en cada lugar que, aunque muchos son muy comunes, es decir compartidos, tienen sus especificidades, tienen sus lugares, tiene sus prisiones como los trabajos de ayer que hablaban de cuestiones muy específicas de la ciudad de Córdoba. Pero este es un problema que tiene mucha importancia porque define que una de las cuestiones que los psicoanalistas, me parece que tenemos que pensar cuando pensamos que somos como psicoanalistas es pensar: cual es nuestra práctica. Es decir, no es pensar cual es nuestra teoría, sino cual es nuestra práctica. Ahí vamos encontrar muchas veces cuantas teorías implícitas ocultamos en nuestra práctica. Cuantas veces podemos llegar a ser psicólogos del yo para nuestra máxima vergüenza, cuantas veces podemos resultar mas o menos lacanianos, más o menos kleinianos a disgusto según el lugar donde uno ande, en que medida alguna vez es un poquito conductista y porqué todos estos problemas forman parte de nuestra práctica. Para mi esto es decisivo. El psicoanálisis, si bien tiene como un objeto, el inconsciente, nuestra práctica no es sobre el inconsciente, lo decían en la mesa, el sujeto es el sujeto psíquico, para mi el concepto de sujeto psíquico es fuerte, entre otras cosas, plantea el conflicto entre sistemas, plantea la tensión entre sistemas y es importante y este es un territorio que en realidad a veces nos debemos los psicoanalistas, es también poder explorar el problema de la conciencia que quedó como un texto desaparecido en la obra y en los textos de Freud, pero que creo que no es un problema menor, porque sino creamos una nueva sustancia, el inconsciente que está allí bajo los fondos y que además es la verdad.
Y honestamente, como dicen los pacientes – No Doctor, yo estoy triste, no estoy asustado. Si a uno se le ocurriera hacer una interpretación de índole fóbica atribuyéndole sentimientos que el nunca expresó. No es que hay ahí algo oculto, nosotros trabajamos con lo prec y si pensamos nuestra práctica hoy por hoy, y voy andar girando entre algunas cuestiones más específicamente psicoanalíticas y algunas cuestiones sociales todo el tiempo. Hoy las prácticas se realizan en las condiciones que impone ese sistema que yo describí al principio. Vean sino la práctica de la medicina pre- paga, no sé cuantos aquí, en Buenos Aires si yo hiciera la pregunta en un encuentro tendría una amplísima mayoría, trabajan para sistemas de medicina pre paga y la medicina pre paga no es otra cosa que una empresa de seguros que se dedica a tener buenas ganancias, con lo cual le importa un comino el paciente. Lo que pasa que no se pueden realizar acciones legales contra una Institución sino es colectiva, siempre tiene que ser un sujeto quien la realice. Pero la verdad hoy por hoy habría que hacerle un juicio a las compañías de pre-paga por mala praxis, no a los médicos que en definitiva son las víctimas, sino a las compañías que realizan cualquier tipo de maniobra. En nuestra esfera esto se ha expresado en la implementación de sistemas de variedad conductista o por lo menos de lógicas conductistas en el mundo de gente que es psicoanalista, entonces treinta sesiones y haga lo que pueda. Si tiene más piense en mandar un informe, después discuta en algunas se ha llegado a pedir informes de calidad, a ver el paciente tiene que decir como lo están tratando, se sienten buenos resultados, está feliz. ¡Es fenómeno para manejar la transferencia negativa!, es una perspectiva que tiene una lógica que define nuestros modos de práctica y lo preocupante es que como al mismo tiempo nuestra práctica está condicionada por los niveles de la supervivencia hace que muchas veces se plantee cuestiones francamente paradojales y complicadas, porque ¿ como hacer para sostener ese espacio conflictivo de la transferencia, en un espacio en el cual la transferencia es inviable desde el punto de vista del poder institucional de el negocio médico? Pero no se necesita ir a la pre-paga, cuanto incide, por ejemplo, en las condiciones de trabajo la necesidad de sostener espacios de transferencia positivas por el miedo de que la aparición de la negativa haga que un paciente se vaya. ¿Cuantas veces hay modelos implícitos de seducción que están generando, entre otras cosas, evitar que un paciente no se transforme en una parte del ingreso que hace que se pague tal o cual cosa?
A mi me parece que estos problemas son necesarios de hablar y discutir porque hacen a la praxis y hacen a la práctica del psicoanálisis y hacen a la inserción que el psicoanálisis tiene como práctica, que corre el riesgo de transformarse en una versión terriblemente perversa, cuando además empiezan a explicarse con justificaciones teóricas las bondades, desde alguna perspectiva psicoanalítica, de por ejemplo las treinta sesiones, en general con un recurso que hoy está muy de moda que es la utilización y la apelación al problema de la castración. Tienen que entender los límites del yo, la vida es así muchachos, así que dediquémonos a aceptar sus condiciones. Y a esto se lo llama teoría de la castración. Esto es uno de los problemas. Pero además el capitalismo produce una destructividad gigantesca, es ecocida y genocida. Y esa dimensión hace que la violencia esté instalada en la vida cotidiana de un modo rotundo, permanente y constante en los lazos que se van generando entre los seres humanos.
No me parece, a veces tengo dudas, y habría que estudiar esto desde el punto de vista de cómo ha sido el sufrimiento a lo largo de los tiempos, el phatos a lo largo de la historia, porque cuando uno lee literatura y lee “El hombre que ríe” de Víctor Hugo la verdad que la vida de los niños era terrible en ciertos periodos de la historia, con lo cual el problema del sufrimiento no me parece que se pueda limitar a la peculiaridades de la explotación capitalista. Ahí me parece que se cae en un reduccionismo de índole sociológico y a demás diría marxistoide. El que le hizo pero daño a la tesis seis que leí sobre Foyerbach, porque en esa tesis Marx dice – el hombre es sus relaciones sociales – bajo el stalinismo esto se transformó, el ser humano está determinado por sus relaciones sociales económicas, se paso de una teoría, de una esencia basada en la relación, a una teoría de la determinación de orden económico. Esto no tiene nada que ver con lo que esta formulado en Marx.
No me parece, a veces tengo dudas, y habría que estudiar esto desde el punto de vista de cómo ha sido el sufrimiento a lo largo de los tiempos, el phatos a lo largo de la historia, porque cuando uno lee literatura y lee “El hombre que ríe” de Víctor Hugo la verdad que la vida de los niños era terrible en ciertos periodos de la historia, con lo cual el problema del sufrimiento no me parece que se pueda limitar a la peculiaridades de la explotación capitalista. Ahí me parece que se cae en un reduccionismo de índole sociológico y a demás diría marxistoide. El que le hizo pero daño a la tesis seis que leí sobre Foyerbach, porque en esa tesis Marx dice – el hombre es sus relaciones sociales – bajo el stalinismo esto se transformó, el ser humano está determinado por sus relaciones sociales económicas, se paso de una teoría, de una esencia basada en la relación, a una teoría de la determinación de orden económico. Esto no tiene nada que ver con lo que esta formulado en Marx.
La violencia avanza por todos lados, y ene ese sentido el tema de la seguridad forma parte de la actualidad vital, la gente se alambra, se cubre, se protege, se enreja y hay ciertas modalidades de pensamiento, por ejemplo que le atribuyen, bueno esto tiene que ver con los niveles de pobreza. Lo que es más o menos cierto como más o menos falso, porque Grondona tendría razón si os dijera, hay muchos pobre que no roba. Y la verdad debe ser, casi es una vergüenza darle la razón a Grondona pero, en ese punto concreto es cierto. Otra afirmación es, el tema es la desigualdad no la pobreza, el tema es la desigualdad existente entre un sector apropiador de muchos bienes contra otro que no los tiene. Esta es una hipótesis un poco más rica, no lo plantea desde un punto de vista de una linealidad de la pobreza, sino de una relación entre términos. Sin embargo a mi me sorprende que, por ejemplo, sociedades que tienen particularmente organizada sus sistemas simbólicos, donde hay una naturalización de la desigualdad en términos de una invocación divina, la desigualdad es así, sin embargo los niveles de violencia, incluso internos, son menores. Me sorprendió una médica en una nota de página 12, que mencionaba que en Kabul destruida, arrasada, etc. etc. Ella podía caminar por las casa con las puertas y las ventanas abiertas. Uno se sorprendía, dice, no hay delito, acá en Buenos Aires hay una inundación y todos los pobres están subidos a los techos para defender el misérrimo resto que tiene porque alguien se los puede robar.
Sin embargo uno escucha que hay una cultura en la cual esto no es así. A mi me hizo ruido. Uno podría decirlo, que está desde el punto de vista del rigor de las leyes coránicas, del valor simbólico de “el no matarás”, pero finalmente la sociedad capitalista está organizada sobre los valores de la sociedad judeo cristiana y “el no matarás” está absolutamente presente. Bush vive invocando razones de índole judeo cristianas y no preguntemos la cantidad de muertos que tiene en su haber. Con lo cual hay algo que hay que pensar desde otra perspectiva.
El problema es que el capitalismo no es solo un productor de mercancías, sino también un productor de símbolos que al mismo tiempo transforma en mercancías y uno de los valores organizantes del capitalismo, de los valores simbólicos que organizó el capitalismo fueron los que se resumen en esa consigna de la revolución francesa: “libertad, igualdad y fraternidad”. Este es un valor que tiene una trascendencia que va más allá de su verdadero ejercicio, es un valor que organiza los ensueños, los anhelos de la sociedad. Con lo cual la paradoja del capitalismo es que le promete lo que no cumple, ni puede cumplir. Porque las sociedades religiosas prometían un más allá.
Uds. hablaron de la muerte, en las sociedades en donde la muerte está instalada como una trascendencia, en realidad los símbolos y las ceremonias para la muerte son una ceremonia de paso a un mundo en el cual hay un más allá. Lo dramático y por otro lado de la revolución de la ilustración fue que puso y dio vuelta esta idea de que hay un dios. Con lo cual nos quitó el soporte de reaseguro a este especie inerme por estructura. Con lo cual si antes podíamos confiar en un dios que estaba en el más allá, desaparecido esto, solo quedan las promesas terrenales. Y los seres humanos corren, ¿detrás de qué?. Las promesas del día a día, porque la vida termina cuando te morís y después ya no hay más nada. El hedonismo es estructural a esta perspectiva. Se puede vivir porque esa es la condición y lo más dramático es que el capitalismo al mismo tiempo, por su propia lógica de generar todo el tiempo lo nuevo porque esa es su condición de circulación de capital, hay que producir cosas nuevas para que se consuman, va eliminando permanentemente y produciendo señuelos que no se pueden adquirir. Lo cual genera un nivel de violencia subjetiva y pérdida de esperanza permanente.
La pérdida de proyecto inscribe la vida subjetiva de hoy, y la inscribe de un modo muy particular, yo creo que ahí el fenómeno de la identificación es decisivo, porque no lo inscribe en modo directo desde el sistema en el niño, sino a través de las desesperanzas que se tramitan en los propios padres a lo largo de generaciones. Es muy difícil que un joven tenga esperanzas cuando el padre llega a la casa desesperanzado. Yo tuve la suerte de nacer en un hogar donde mi padre había sido canillita, lustra botas, había entrado a trabajar a una empresa a los doce años y tenía una idea de futuro. El mundo iba a ser mejor, la revolución española iba a triunfar, el mundo iba a ser distinto, hoy los jóvenes nacen en un mundo, el mundo en si mismo no les plantea futuro. No se los plantea en sentido general y no se los plantea en sentido práctico cuando tienen que inscribirse en la vida cotidiana, por eso cuando la pobreza se inscribe en varias generaciones se hace terriblemente dramática porque se naturaliza y entonces cuando se dice que tal chico es un vago, y sí porque no tiene ninguna esperanza, con lo cual la única salida es entrar en un territorio identitario paradojal que es el territorio de la droga. Y digo que es identitario y paradojal porque le ofrece una salida de vida, no solo de vida material sino también de vida social, crean esas paradójicas bandas donde reina la violencia y al mismo tiempo reinan espacios de la complicidad, de la solidaridad y de fraternidades aunque sean terriblemente mafiosas.
Hay algo espantoso de la resistencia, hace unos años me contaba un colega que había ido a una villa de Buenos Aires a presentar un proyecto educativo, le dijeron mire, acá si no habla con el capo Narco de la villa no abre ni un kiosquito, no se olvide. Entonces fue, me dice, “este tenía un bulo, que yo querría tenerlo, adentro de la casa de chapa”. Lo recibió y le dijo: “no, Doctor, nosotros queremos educación para nuestro chicos, así que tiene todo mi apoyo”. Esta situación que plantea una cosa muy paradojal y que no se puede leer con linealidades de los buenos y los malos. Plantea un problema muy complejo con relación a las modalidades identitarias que a las cuales muchas veces la resistencia se encuentra en modos, al mismo tiempo autovictimizantes.
Uds. hablaron de la muerte. Uds. hablaron de la muerte en una perspectiva podría decir heidegueriana, ser para la muerte, pero es una condición del ser. Yo hace unos años escribí un texto que se llamaba “Chicos chorros, el delito como identidad suicida”, en el cual justamente me planteaba esta cuestión, ya no el ser para la muerte sino el ser alguien en la muerte. Los chicos quieren ser aunque sea un efímero instante en el televisor, aunque sepan que van a morir, les importa un comino, porque hay una identidad que se va a producir en ser ese que murió. Lo cual genera una lógica absolutamente siniestra pero que uno no la puede desdeñar limitándose a decir que ahí hay destrucción de la subjetividad. Yo particularmente creo que ahí hay otras maneras de la construcción de subjetividad en un universo barbarizado. No diría que hay falta de subjetividad, si podría pensar si hay constitución mayor o menor de aparato. Y en esto las cuestiones que, en realidad, siempre hemos compartido ese punto muy fuertemente con Silvia, la diferencia entre constitución de aparato y subjetividad es decisiva. Alguien puede tener el aparato perfectamente constituido y ser subjetivamente un imbecil. No nos garantiza, porque sino hablamos de la subjetividad y creemos que construcción de subjetividad y somos todos poetas, no. Construcción de aparato implica algo que tiene que ver con la construcción de una tópica y ciertas relaciones, construcción de aparato. Ahora construcción de subjetividad es otra cosa y se inserta en los lazos y en esas relaciones. Entonces la destructividad que hoy se plantea reina, registra, dinamiza la vida cotidiana mortífera que nos aqueja. A mi en ese sentido decir que hay una nueva patología siempre me trajo una leve incomodidad, sobre todo después de haber leído, uno cuando viene de afuera, no viene con el arsenal de textos que pueblan la biblioteca , pero hay un texto maravilloso que se llama, muy antiguo de Eric Fromm, que se llama “Psicoanálisis de la sociedad contemporánea”, ese texto plantea un análisis de la alienación en la sociedad americana en los años 50/60 y el habla de las nuevas patologías, hace cuarenta y siete años, casi cincuenta años atrás ¿ y que define como las nuevas patologías? Todas las patologías que hoy tendemos a encontrar, tendencia a la acción, impulsividad, vacío, etc., etc.
Claro, él se encuentra con el capitalismo que hoy tenemos en Estados Unidos de los cincuenta. Es decir el tiene en aquel momento en vivo lo que hoy se ha transformado en el sistema global universal, porque el capitalismo, ojo, es eso, un sistema universal. Cuando se discute el capitalismo en la Argentina y el capitalismo en los Estados Unidos y se los compara es un ridículo, porque se puede comparar a condición de saber que hay una intersección y un imbricación profunda porque el capitalismo es global, no es la globalización generada por la tecnología, es global porque el capitalismo es global, es la tendencia permanente al crecimiento y a la acumulación que hace que la tendencia a la baja de ganancia que puede tener por si mismo la resulta buscando nuevos lugares de tasa de ganancia en otros lados del mundo.
Entonces este sistema profundamente global nos atraviesa a todos. Hoy nos encontramos con lo que llamamos nuevas patologías, yo tengo mis dudas de que son tan nuevas, en todo caso podemos decir, nos llegaron. Y eso es bueno recuperarlo en su dimensión. Yo ayer hice un comentario en relación a, con las películas, dije, me parecía importante recuperar la dimensión de capitalismo porque hoy por hoy se habla mucho de capitalismo pero siempre en perspectiva heideggeriano, se habla del capitalismo tecnológico, y se preocupa sobre el problema de la técnica. El problema es que si uno piensa que el problema es la técnica lo que hace es perder una fuente de acumulación de riqueza material y simbólica de la humanidad extraordinaria porque la técnica, vamos a ser claros, ha permitido que haya, por ejemplo detalles como que se haya duplicado la perspectiva de vida en el mundo. Independientemente de que, los otros días leí que en los últimos tres años se ha detectado por primera vez el descenso de la perspectiva de vida en el mundo en los países desarrollados. Eso en un mundo donde por primera vez desde el año 1995 logró algo que nunca antes había tenido que es que existe una producción alimentaria mundial que podría alimentar a al conjunto del planeta. Esto antes no existía, antes se podría hacer algún tipo de planteo relacionado con la teoría clásica del liberalismo de distribución de la escasez. No, ahora hay recursos para el mundo entero. Eso se podría resolver, pero cuando se trata de insistir que es la tecnología y se pierde de vista que es capitalismo se produce un debate que ha sido todo el debate de la pos modernidad en sus distintas formas. Que analiza la sociología desde una perspectiva filosófica en el peor sentido del término, en el sentido de una cosmovisión. Esa que odiaba Freud y también odiaba Marx , porque el pensar los problemas es pensarlos en sus tensiones específicas y no tanto en crear categorías universales que parece que nos crean una especie de consenso simpático sobre ciertas cosas pero que desde el punto de vista del rigor de la experiencia concreta nos dicen muy poquito.
En este sentido la perspectiva de una práctica, de entender una experiencia desde la práctica es decisivo para los psicoanalistas, porque los psicoanalistas tenemos que rescatar la dimensión de experiencia, eso es lo que hacemos constantemente en la experiencia de la sesión. Hay algo que se juega experiencialmente permanentemente, no hay una racionalidad, aunque las interpretaciones puedan tener los visos y formatos de una dimensión más o menos lógica. Existe algo que transita por el formateo de lo experiencial y sino entendemos que lo experiencial nos atraviesa en una red social perdemos de vista verdaderamente quien es el otro. En una dimensión que yo creo que es el hallazgo antropológico central de Freud, y ahí sí Freud y Marx tienen una discrepancia muy fuerte porque Marx pertenencia a una especie de perspectiva russoniana, el hombre bueno que es pervertido por el mundo, en lugar de esto el capitalismo impuso más la lógica del hombre habido de ganancia ¿no? y tiene prestigio, de Hobbes, pero Freud planteó otro sujeto, otra antropología , ese sujeto desvalido constitutivamente que paradójicamente es el que se describe cuando es social, ese que ustedes han trabajado hasta el hartazgo cuando han leído los textos de Silvia o cuando han leído los textos de Laplanche. Este ser humano desvalido que somos, tenemos la paradoja de que construimos nuestra propia biología en el interior de un espacio social. Tenemos esta paradójica biología incompleta, que nos hace completos en función de nuestro lazo social con lo cual lo social no es solo un ejercicio para estar a la moda en función de los intereses de la época. A mi parecer lo social es central en tanto y en cuanto atraviesa profundamente, no solo las dimensiones de lo precc., sino permite y define incluso modalidades de inscripciones en los Inc. Piensen ustedes de que manera las formas en que desde el punto de vista social, en el cual en un momento impere la lactancia por pecho a la lactancia por mamadera puede producir distintos modos de inscripción de la relación con el pecho en una relación con un bebé. Piensen de que manera los modos de la cultura van generando espacios de inscripción que no son nunca directos, porque en realidad lo que se inscribe es otra cosa totalmente distinta, no es que se inscribe hay que amamantar así, se inscribe un conflicto, esto que algún punto Laplanche llamó mensaje enigmático.
Entonces si lo social para mi tienen ese lugar absolutamente central y voy a terminar, creo que hay que hacerle en ese sentido honor a Freud cuando en “el porvenir de una ilusión” dice: “Una cultura que deja insatisfecho a un número tan grande de sus miembros y los empuja a la revuelta no tienen perspectivas de conservarse de manera duradera ni lo merece”. Yo particularmente creo que acuerdo profundamente con esta frase. Nada más.
Preguntas del público.
Lic. Teresa Rubin: Es un poco apabullante todo el material ¿no? Yo pensando en lo social me surgen preguntas en función de nuestra práctica desde el psicoanálisis, de las nuevas cosas que pasan y de cómo integrar, porque por ahí siendo deseos de volver a los rituales antiguos que nos permiten hacer mejores duelos, vivir un poco mejor, pero a la vez uno tiene que integrar todo lo que está pasando y todo lo nuevo y se lo pregunto desde un lugar, yo trabajo con personas que hacen tratamientos para tener hijos, con toda la parafernalia que nos ha traído la ciencia no?, los in Vitro, la ovo donación y a mi me resulta muy difícil. Porque me pregunto todos los días cuando atiendo a estos pacientes, si estoy haciendo bien o sino lo tengo que hacer, si estoy de acuerdo. Y lo único que me ayuda, o lo que más me ayuda, es escucharlos e ir viendo como integro un pedido, una necesidad con y como enlazarlo con lo que la ciencia da, porque me parece que la ciencia avanza mucho más rápido que nuestra capacidad de poder integrarlo. Y a mi se me hace un lío bárbaro. Y entonces, esto como también lo integramos en nuestra práctica y en nuestra responsabilidad en el trabajo social.
Oscar Sotolano:¿ Porque te preguntas si estas haciendo bien o estas haciendo mal? ¿En que sentido?
Lic. Teresa Rubín: Porque me parece que muchas veces los médicos necesitan corroborar que esa persona se va embarazar y cuando uno escucha al paciente. A veces termino pensando que quien trabaja mucho tiempo todo esto decide no hacer el tratamiento, no? Porque a veces hay personas que no pueden poner límite a lo que piden. Yo escucho gente que quiere hijos con tal color, con ojos de tal manera, con la nariz, es decir me apabulla a veces el pedido de la gente porque es como si la demanda fuera infinita.
Oscar Sotolano: A mi me parece que planteas un problema que es importante y además denso, digamos. Yo lo primero que diría es que desde el momento en que vos lo que te planteaste es escucharlos ya no estas haciendo mal, porque eso es lo que tenés que hacer, esta es nuestra tarea, es escuchar. Escuchar que le pasa a ese otro con eso que le viene como posibilidad para resolver una imposibilidad, piensen que el tema de las dificultades para tener hijos plantea muchísimas dificultades de distinto índole. Justamente anoche en una mesa hablábamos del tema de adopción, la adopción es una institución de la época, de la moral pacata y de la sociedad pobre, porque si una sociedad está más o menos acomodada y lo que hay es contenciones para los vínculos familiares inmediatamente baja de modo gigantesco el tema de cantidad de chicos que puede haber en adopción, no en vano los países europeos vienen a comprarlos aquí. Con lo cual aquí hay un problema, de que manera asumen estas personas algo que tiene una doble lógica, uno lo que puede ser los legítimos deseos del ser humano, legítimos deseos que al mismo tiempo que estar acompañados con las legitimas e inevitables frustraciones que la vida tiene, porque Freud no definía la felicidad o la salud como el acto de la felicidad, sino en todo caso como la capacidad de tolerar el dolor de la vida. Digamos, el sufrimiento corriente en el modelo de psicoterapia de la histeria. De eso se trata. Ahora ahí el problema es cuando uno choca con el interés tecnológico y corporativo de un grupo médico. Ahí si se plantea una cuestión dilemática que hay que ver en que medida es dilemática para las propias personas que están siendo asistidas. Porque si una persona, un caso concreto, de 53 años no se resigna al paso del tiempo y es fomentada desde el punto de vista de las posibilidades tecnológicas para que lleve adelante este proceso, bueno algo uno va a tener que hacer con esta fantasía omnipotente. El problema no es la técnica, insisto no le atribuyamos a la técnica, si puede haber ciertos valores que tienen que ver, entre otras cosas que hoy por hoy, lo que se decía hoy en un momento determinado, la vida tiene una fantasía de eternidad maníaca en proporción directa a su finitud inevitable y despojada. Por eso es que ha aumentado la religiosidad por otro lado en el mundo. A mi me parece que en ese sentido tu tarea es escuchar y escuchar esa dimensión dramática y digo dramática y conflictiva. opinar con los pacientes, uno no habla con ellos acerca de cuales son los efectos de la tecnología aunque honestamente, y esto a veces yo creo que uno no es siempre psicoanalista , es decir ser psicoanalista es ser en los momentos en que la transferencia se produce y hay algo que surge, hay muchos momentos en que uno en realidad va tejiendo una red, hay momentos en que lo mejor uno ve que ahí se esta produciendo algo que podríamos poner del orden de la mala praxis y uno algo puede llegar a decir, de acuerdo a que lugar tenga esa palabra de uno. Lo que pasa es que eso va a ser muy singular, habrá momentos en que uno deberá callar y habrá momentos en que uno deberá hablar. Lo que es importante es ser conscientes de la tensión. Es decir es ser conciente de la contradicción que tiene el problema. A mi me parece que esto es algo que los psicoanalistas nos tenemos que habituar a sostener los espacios de tensión en su problematicidad y no tratar de resolverlos con algún tipo de aplicación técnica, técnica nuestra, o de una teoría que nos tranquilice este es el punto en el cual a mi me parece que el psicoanálisis esta condenado a ser una tecnología que en el pero sentido hoy es, porque la división social del trabajo es también la división intelectual del trabajo, la ciencia se desarrolla en el interior de una división tan profunda, en la cual todo el mundo es especialista en nada, hay un viejo chiste de Bernard Shaw definiendo a los filósofos ya los especialistas y diciendo “ los filósofos no saben nada de todo y los especialistas saben todo de nada” porque esa es su particularidad lo que pasa es que cuando uno trabaja con esas unidades de tan pequeña escala ahí se pierde la dimensión de la subjetividad, entonces justamente por eso me parece imprescindible que un psicoanalista no lea solamente psicoanálisis . Un psicoanalista tiene que formarse en un espacio que es el espacio de la cultura. Si un psicoanalista todo lo que ha leído es todas las obras de Lacan, Klein y Freud y restringiéndose a leerlas yo particularmente tengo mis dudas de cuanta formación psicoanalista pueda tener. Porque hay algo particular de este tránsito nuestro que implica sostener estos espacios de contradicción que son singulares. Yo lo que si creo es que lo que uno tienen que respetar es el respeto del método y respetar que uno ofrece un espacio de escucha a ese sufrimiento tratando de no estar imponiéndole sus propias ideologías a respecto. Del mismo modos que uno en psicoanálisis, y yo creo que en el pensamiento en general uno piensa contra uno mismo, es decir la tarea de pensar es la tarea de pensar contra uno mismo, es decir, dije esto, estoy seguro de lo que dije, no al modo de un obsesivo porque ya puede ser fatal, pero si poner en contradicción los problemas y yo creo que mantener ese espacio de tensión sabiendo que en todo caso tu pregunta tiene que ser que haces vos como analista con ella o el y que plantean, como lo ven, como lo viven, que tramitan, que universo interno es el que está en juego. Ahora si uno está frente a una consulta con un canalla, yo particularmente no me callo la boca, del mismo modo que si un paciente es un canalla uno no tiene porque callarse la boca y después vera el canalla si quiere asociar o no, con eso que uno considera una canallés. Digamos, si un paciente se dedica a robar uno no le puede decir, usted tiene la sensación de que roba, no, no, no hay ninguna sensación. Porque la subjetividad aunque sea sensación remite a un objeto real del mundo. La relación entre materialidad y objeto de conocimiento es algo que muchas veces se pierde entonces dice, y bueno el mundo es discursos y relatos, no y todas son ficciones, si está bien, todas son ficciones, pero está la ficción de que Auschwitz no existió y esta la ficción que dice que Auschwitz existió, y yo particularmente estoy convencido que Auschwitz existió. Entonces eso define algo que tiene que ver con los relatos, a mi me parece que en ese sentido uno está siempre en una tensión ética complicada, que en realidad lo que tiene que hacer es lidiar con la problematicidad.
Lic. Eugenia Fisore: Bueno, yo le quiero agradecer su análisis porqué me parece que es altamente esclarecedor, esto de centrar lo que estamos viviendo en esta época actual en función del capitalismo, me parece que es altamente esclarecedor y particularmente me parece que nos ayuda a poder pensar porque da justo en esto de la encrucijada ¿no?. Como que estamos viviendo en un tiempo de encrucijada y que tenemos que ver como rescatarnos como sujetos y como rescatar a los sujetos pacientes que tenemos en condición de tal en medio de una época absolutamente mercantilista.Quiero agradecerle y seguramente que en su bitácora podremos encontrar cosas de mucha utilidad para orientar el rumbo, seguramente que si.
Lic. Amanda Cueto: Quiero agradecerle a Oscar su compromiso y su entusiasmo y pasión y trasmitirlo y transmitirnos cosas con las que coincidimos, con las que acordamos y con algo que también conversamos ayer acerca de cual es el compromiso y la responsabilidad que tenemos como terapeutas y voy a tomar dos imágenes que me quedaron de ayer . Una fue la última escena de Cabaret donde el coro, que ahí estaba simbolizado, representado por el nazismo, pero que siempre encarna todo discurso de poder, que existe de una u otra forma y ¿Cuál es nuestra actitud ante eso? Como terapeutas, como analistas podríamos tomar la actitud de la huída, no se puede nada contra eso e irnos a otro lado. En contraposición con la que planteó el profesor Borio de a pesar de no entender los nuevos modos de expresión, estar ahí, quedarse, escuchar, interrogar, como un intento de ponerle palabras a lo modo como lo hizo Ivana Alochis ayer y hoy lo hiciste vos, Oscar, a todo ese malestar que puede posibilitar que la ligaduras vayan dando cuenta del trabajo de Eros sabiendo del insistente y persistente trabajo de Tanatos que fue de lo que nos ocupamos esta mañana en gran parte y ayer. Creo que tenemos que agradecerte este compromiso y esta responsabilidad frente al sufrimiento individual y social, que es lo que compartimos.
Oscar Sotolano. Creo que hay un punto de esto que vos trajiste, el coro, yo creo que uno de los grandes problemas que tenemos los psicoanalistas es pensar en nuestra dimensión de implicación. Es decir de qué manera estamos implicados en las propias lógicas que el propio sistema tiene. No pensar que hay un sistema y nosotros afuera, nosotros somos parte, hay infinitas formas y modalidades en las cuales nosotros quedamos implicados en fenómenos, incluso de aquellos que objetamos. Entonces a mi particularmente me parece que si hay algo que es aliciente para la lógica del sistema se es winner o loser, por eso es que se producen esas debacles narcisistas en la cuales se gana o se pierde en el darwinismo social que reina. Y en realidad la apuesta es, ni ganar ni perder, jugar, eso, ese juego es el vivir así que ese es el homenaje a demás de Silvia que yo postreramente quería hacerlo desde la mañana.
Lic. Aldo Galarza: En nombre del CEP queremos agradecerle al Lic.Sotolano su participación, su tiempo y por supuesto muchas gracias a todos Uds.
Aplausos
*Oscar Sotolano, es psicoanalista y escritor, autor, entre otros, de los libros "Bitacora de un Psicoanalista" y "Tiempos de Vispera"