Concepto de
entrevista profesional con PCDs*
*Personas con discapacidad

A tal fin, consideraremos que en todas las entrevistas profesionales de
salud, justicia y educación, se desarrollará una interacción entre sujetos que
vienen a situarse en un vínculo asimétrico y desplegarán elementos subjetivos
en función de la situación a la que concurren (entrevista de asesoramiento,
diagnóstico, devolución de estudios específicos, etc) y la expectativa que se
tiene sobre ella. Y también en función de las características de cada sujeto
allí involucrado y a la dinámica que se establezca entre esos sujetos.
Estamos estableciendo que ciertas cuestiones subjetivas se van a dar
como resultado de esa interacción del lado del entrevistado y del
entrevistador, lo que nos hace pensar que en este vínculo asimétrico no hay una
posición objetiva que tomar, sino pura subjetividad. Lo que habrá es una
técnica que instrumentar, por parte de un entrevistador que utilizará su
subjetividad como herramienta.
Así vamos a otra cuestión importante: la aceptación del vínculo. La
persona que viene a ser entrevistada va a encontrarse con un profesional que,
sobre todas las cosas, constituye una subjetividad que se presenta allí y le impresiona
de diferentes maneras, por lo que esa subjetividad del otro le presenta y por
lo que él mismo va a transferir sobre ese otro, desde su propia vida
fantasmática.
El entrevistador, a su vez, recibe esta subjetividad que el otro le
presenta y debe hacer posible esa instancia en la cual plantearse si puede
aceptar el vínculo necesario para la resolución de la situación de entrevista.
Esta instancia debe incluir la posibilidad
de sostener a este otro en esa situación, planteándose si puede tomar esta
transferencia que el otro le va a hacer y trabajar con ella hacia esa
resolución. Esta también va a plantearnos la cuestión de la disolución del
vínculo que allí se ha creado temporalmente, el movimiento de fin de la
entrevista, y eso debe ser parte de la instancia inicial que va a dar la pauta
de aceptación del vínculo.
Esta primera evaluación de la entrevista, entonces, está planteada en
relación a la aceptación de la presencia del otro, de la subjetividad del otro,
por ambas partes, ya que el entrevistador debe también evaluar si el
entrevistado puede aceptar su propia presencia como entrevistador: recordemos
que es un vínculo asimétrico.
El posicionamiento del entrevistador en la entrevista, en relación a
esto que daremos en llamar relación
entrevistado – profesional, tiene que ver en principio con una ubicación
desprovista de saber y de objetividad. El saber sobre lo profesional va a jugar
en otro plano, y en cada profesión de diferente manera (el saber en juego en la
entrevista de salud puede tener que ver con el diagnóstico, el saber en juego
en otras profesiones con la materia en la que se asesora a este otro, en
educación con el saber trasmitido, etc.) Sin embargo el primer plano, el que
contempla el objetivo de la entrevista y la especificidad, la información en
juego, está constantemente sostenido por ese segundo plano con el que
comenzamos la entrevista: la evaluación sobre la aceptación y la presencia del
otro. Primer plano y segundo plano podemos pensarlo en el sentido de una imagen
fotografiada.
Las herramientas en juego
Hablamos antes de las herramientas que se pondrán en juego y que
provienen de la propia subjetividad del entrevistador. Los elementos que
constituirán la base del desarrollo de estas herramientas derivarán de la
posibilidad de mantener un encuadre neutral, en cuanto a los valores, es decir,
no dirigir la entrevista en función de un ideal religioso, moral o social, no
juzgar, no aconsejar al respecto. La posición también debe ser neutral frente a
las manifestaciones transferenciales y frente al discurso del entrevistado. Y
por último la posibilidad de conservar una actitud de abstinencia, lo que
implica que el entrevistador no satisface las demandas del entrevistado ni
desempeña los papeles que éste tiende a imponerle dentro de la transferencia.
La entrevista plantea, entonces, consideraciones del lado de la
subjetividad del entrevistador. ¿Cuáles son los puntos en que el despliegue que
el otro hará elevará la ansiedad del entrevistador y lo dejarán en una
situación riesgosa, en una situación de parálisis que impida el progreso o la
resolución de la entrevista?
El concepto de discapacidad, concepto que hemos trabajado como
construcción social durante la primera parte del seminario, se relaciona con la
puesta en juego del sistema de prejuicios sociales. Estos prejuicios tienen
relación con los posicionamientos subjetivos de cada integrante de la comunidad
y estarán presentes al momento de trabajar con la discapacidad, con la persona
con discapacidad.
Los prejuicios se instalan desde la subjetividad, toman fantasías,
ansiedades y defensas de cada sujeto y se sostienen desde allí para terminar
presentándose en la conducta, frente a la persona con discapacidad. Las
herramientas que cada entrevistador forjará deberán tener bien en claro estos elementos,
serán el producto del trabajo con ellos. Y de la posibilidad de someterse a la
regla de neutralidad surgirá la optimización en la aplicación de las
herramientas. Enmarcando estas cuestiones en los aspectos
contratransferenciales, debemos tener en cuenta que ciertos elementos en juego
en el entrevistador con relación al entrevistado se juegan en la transferencia
establecida. Es decir que elementos de la historia del consultante pueden
repercutir en algún punto análogo en el entrevistador, produciendo un punto
ciego, una crisis de angustia o una inhibición en la tarea.
Sobre la transferencia
Volvamos a comenzar con la cuestión: ¿Cuál es la esencia de la relación
profesional-entrevistado? Propongamos que es una relación entre dos sujetos,
terciada por un marco institucional
(Salud, Justicia, Educación), caracterizada por una propuesta de
asimetría: el profesional, supone el entrevistado, porta un saber. Otra
característica es que ambos saben que la relación no termina ahí: ambos,
sujetos humanos, trascienden la frontera de la relación formalmente correcta de
la consulta y establecen lazos de otras índoles. Esta relación que trasciende
el encuentro marcado por el objetivo de la entrevista nos lleva al concepto de responsabilidad, solidario al de
transferencia. En la relación (profesional – entrevistado) la responsabilidad se juega en la forma en que en ella las partes se
ubican con respecto a lo que allí sucede. Y lo que allí sucede puede tener
que ver con la repetición de formas de relación establecidas anteriormente con
otros objetos (objetos de amor, objetos primordiales, otros seres humanos). Lo que
ocurre, dice Freud, es que “hay una actualización de aquellas relaciones y
conductas sobre la persona del médico[i] y esas
actualizaciones son inadecuadas para la circunstancia y la persona del médico.
Pero en tanto este médico está en lugar de los objetos primordiales es que se
da este fenómeno”.
Volvamos al concepto de responsabilidad.
El hecho de la presencia del profesional, dispara los procesos de la
transferencia y, el entrevistado, por el lugar que ocupa ese otro que allí se
presenta, despliega una serie de cuestiones propias de las que el profesional
debe hacerse cargo. Es decir que no puede hacerse el distraído de lo que allí
se despliega y debe conducir esa entrevista, transite por donde transite,
llevándola a buen puerto, o al mejor puerto posible, resolviéndola, disolviendo
la transferencia.
Puede ocurrir, como ya dejamos claro, que ese buen puerto sea elegir no
hacer la entrevista, y en ese caso debe haber también una buena maniobra de
derivación a otro entrevistador y una sincera excusa para realizarla.
La
entrevista con PCDs (personas con discapacidad)
La entrevista con personas
con discapacidad ¿debería diferenciarse de cualquier otra?
Existe una cierta cuestión específica. Derivada, como en todos los
casos, de las particularidades subjetivas y de la situación que esté
atravesando quien allí se presenta. La entrevista puede darse en relación a una
situación de crisis presente por la situación de discapacidad de la persona o
de un hijo o familiar de la persona. La entrevista puede suceder medianamente
cerca de la comunicación del diagnóstico, inmediatamente anterior, ser la
entrevista de comunicación o puede darse posteriormente. Este es un dato
importante para aproximarse a lo que en ella sucederá y a cómo se resolverá la
entrevista.
A propuesta del marco de la entrevista, que habremos establecido según
el objetivo derivado de nuestra actividad y función en esa situación, y en
relación con la transferencia que se desplegará, se presentarán allí historias
familiares, padeceres y sufrimientos propios, compartidos y heredados, lugares
familiares, ideales, imposibilidades, resignaciones y renuncias e imposibilidad
de lograrlas, etc. todas entremezcladas y motorizadas por los afectos más
fuertes. En mayor o menor medida deberemos aceptar y conducir ese despliegue en
función de transitar pequeños segmentos de la entrevista que lleven a poder
plantear, sobre ese material, el objetivo y la forma de lograrlo, para luego
dar paso a la resolución de la transferencia.
¿Qué significa resolver la transferencia? Todo aquello que hemos
aceptado que se despliegue debe encontrar una forma de resolverse: la energía
puesta en este proceso de entrevista debe retornar a otros procesos subjetivos,
las situaciones traumáticas conducidas a un estado en que sea posible una
posterior tramitación elaborativa, las defensas desinstrumentadas y la persona
del entrevistador debe desaparecer del lugar de objeto transferencial.
Habrá que tener en cuenta que existe una diferencia entre la resolución
del objetivo de entrevista y los procesos alentados para lograrlo, o siquiera
plantearlo. Por excelente que sea el arribo al objetivo y el logro producido,
lo que allí se desplegó excederá esa excelencia, para quedar en el mejor de los
casos, planteado como enorme expectativa que en la situación de entrevista
caerá sobre la figura del entrevistador, en forma amable o como odio desmedido.
Esta diferencia, que se presentará en forma de inercia al plantearse el final
de entrevista es la materialidad de la derivación al equipo especializado de
salud. En primera medida, esa diferencia motorizará los procesos que planteará
el post entrevista y parte de aquello que no puede resolverse ni canalizarse de
esa forma se derivará y comenzará a impulsar la consulta terapéutica. Todo no
podrá ser resuelto, en ningún caso, entonces debemos evaluar qué efecto tiene
ese sobrante, lo no resuelto, y monitorear que no quede traumáticamente
disponible.